lunes

mayo 27, 2024


Section 1 of 4

Deuteronomy 1

About 5.3 Minutes

Estas son las palabras que Moisés dirigió a todo Israel en el desierto al este del Jordán, es decir, en el Arabá, frente a Suf, entre las regiones de Parán y de Tofel, Labán, Jazerot y Dizahab. Por la ruta del monte Seír hay once días de camino entre Horeb y Cades Barnea.

El día primero del mes undécimo del año cuarenta, Moisés declaró a los israelitas todo lo que el Señor había ordenado por medio de él. Poco antes, Moisés había derrotado a Sijón, rey de los amorreos, que reinaba en Hesbón, y a Og, rey de Basán, que reinaba en Astarot y en Edrey.

Moisés comenzó a explicar esta ley cuando todavía estaban los israelitas en el país de Moab, al este del Jordán. Les dijo:

Cuando estábamos en Horeb, el Señor nuestro Dios nos ordenó: «Ustedes han permanecido ya demasiado tiempo en este monte. Pónganse en marcha y diríjanse a la región montañosa de los amorreos y a todas las zonas vecinas: el Arabá, las montañas, las llanuras occidentales, el Néguev y la costa, hasta la tierra de los cananeos, el Líbano y el gran río Éufrates. Yo les he entregado esta tierra; ¡adelante, tomen posesión de ella! El Señor juró que se la daría a los antepasados de ustedes, es decir, a Abraham, Isaac, Jacob y a sus descendientes».

En aquel tiempo les dije: «Yo solo no puedo con todos ustedes. 10 El Señor su Dios los ha hecho tan numerosos que hoy ustedes son tantos como las estrellas del cielo. 11 ¡Que el Señor, el Dios de sus antepasados, los multiplique mil veces más y los bendiga tal como lo prometió! 12 ¿Cómo puedo seguir ocupándome yo solo de todos los problemas, las cargas y los pleitos de ustedes? 13 Designen de cada una de sus tribus a hombres sabios, inteligentes y experimentados para que sean sus jefes».

14 Ustedes me respondieron: «Tu plan de acción nos parece excelente».

15 Así que tomé a los líderes de sus tribus, hombres sabios y experimentados, y les di autoridad sobre ustedes. Los puse como oficiales de mil, cien, cincuenta y diez personas, además de ponerlos como oficiales de las tribus. 16 Además, en aquel tiempo di a sus jueces la siguiente orden: «Atiendan todos los litigios entre sus hermanos y juzguen con imparcialidad, tanto a los israelitas como a los extranjeros. 17 No sean parciales en el juicio; consideren de igual manera la causa de los débiles y la de los poderosos. No se dejen intimidar por nadie, porque el juicio es de Dios. Los casos que no sean capaces de resolver, tráiganmelos, que yo los atenderé». 18 Fue en aquel tiempo cuando yo ordené todo lo que ustedes debían hacer.

19 Obedecimos al Señor nuestro Dios y salimos de Horeb rumbo a la región montañosa de los amorreos. Cruzamos todo aquel inmenso y terrible desierto que ustedes han visto, y así llegamos a Cades Barnea. 20 Entonces les dije: «Han llegado a la región montañosa de los amorreos, la cual el Señor nuestro Dios nos da. 21 Miren, el Señor su Dios les ha entregado la tierra. Suban y tomen posesión de ella como les dijo el Señor, el Dios de sus antepasados. No tengan miedo ni se desanimen».

22 Pero todos ustedes vinieron a decirme: «Enviemos antes algunos de los nuestros para que exploren la tierra y nos traigan un informe de la ruta que debemos seguir y de las ciudades en las que podremos entrar».

23 Su propuesta me pareció buena, así que escogí a doce de ustedes, uno por cada tribu. 24 Los doce salieron en dirección a la región montañosa; llegaron al valle de Escol y lo exploraron. 25 Tomaron consigo algunos de los frutos de la tierra, los trajeron y nos informaron lo buena que es la tierra que nos da el Señor nuestro Dios.

26 Sin embargo, ustedes se negaron a subir y se rebelaron contra la orden del Señor su Dios. 27 Se pusieron a murmurar en sus tiendas de campaña y dijeron: «El Señor nos aborrece; nos hizo salir de Egipto para entregarnos a los amorreos y destruirnos. 28 ¿A dónde iremos? Nuestros hermanos nos han llenado de miedo, pues nos informan que la gente de allá es más fuerte y más alta que nosotros, y que las ciudades son grandes y tienen muros que llegan hasta el cielo. ¡Para colmo, nos dicen que allí vieron anaquitas!».

29 Entonces respondí: «No se asusten ni les tengan miedo. 30 El Señor su Dios marcha al frente y peleará por ustedes, como vieron que lo hizo en Egipto 31 y en el desierto. Por todo el camino que han recorrido, hasta llegar a este lugar, ustedes han visto cómo el Señor su Dios los ha guiado, como lo hace un padre con su hijo».

32 A pesar de eso, ninguno de ustedes confió en el Señor su Dios, 33 que se adelantaba a ustedes para buscarles dónde acampar. De noche lo hacía con fuego, para que vieran el camino a seguir, y de día los acompañaba con una nube.

34 Cuando el Señor oyó lo que ustedes dijeron, se enojó e hizo este juramento: 35 «Ni un solo hombre de esta generación perversa verá la buena tierra que juré dar a sus antepasados. 36 Solo la verá Caleb, hijo de Jefone. A él y a sus descendientes daré la tierra que han tocado sus pies, porque fue fiel al Señor».

37 Por causa de ustedes el Señor se enojó también conmigo y me dijo: «Tampoco tú entrarás en esa tierra. 38 Quien sí entrará es tu asistente Josué, hijo de Nun. Infúndele ánimo, pues él hará que Israel posea la tierra. 39 En cuanto a sus hijos pequeños, que todavía no saben distinguir entre el bien y el mal, y de quienes ustedes pensaron que servirían de botín, ellos sí entrarán en la tierra y la poseerán, porque yo se la he dado. 40 Y ahora, ¡regresen al desierto! Sigan la ruta del mar Rojo».

41 Ustedes me respondieron: «Hemos pecado contra el Señor. Pero iremos y pelearemos, como el Señor nuestro Dios nos lo ha ordenado». Así que cada uno de ustedes se equipó para la guerra, pensando que era fácil subir a la región montañosa.

42 Pero el Señor me dijo: «Diles que no suban ni peleen, porque yo no estaré con ellos. Si insisten, los derrotarán sus enemigos».

43 Yo les di la información, pero ustedes no obedecieron. Se rebelaron contra la orden del Señor y temerariamente subieron a la región montañosa. 44 Los amorreos que vivían en aquellas montañas salieron a su encuentro, los persiguieron como abejas desde Seír hasta Jormá y los vencieron por completo. 45 Entonces ustedes regresaron y lloraron ante el Señor, pero él no prestó atención a su lamento ni les hizo caso. 46 Por eso ustedes tuvieron que permanecer en Cades tanto tiempo.


Section 2 of 4

Psalms 81-82

About 3.6 Minutes

Canten con júbilo a Dios, nuestra fortaleza;
    ¡aclamen alegres al Dios de Jacob!
¡Entonen salmos!
    ¡Toquen ya el pandero,
    el arpa y la lira melodiosa!

¡Toquen la trompeta en la luna nueva
    y en la luna llena, día de nuestra fiesta!
Este es un estatuto para Israel,
    una ley del Dios de Jacob.
Cuando salió contra la tierra de Egipto,
    lo estableció como un mandato dado a José.

Escuché una voz desconocida decir:

«Te he quitado la carga de los hombros;
    tus manos se han librado del pesado cesto.
En tu angustia me llamaste y te libré;
    oculto en el trueno te respondí;
    en las aguas de Meribá te puse a prueba. Selah

»Escucha, pueblo mío, mis advertencias;
    ¡ay, Israel, si tan solo me escucharas!
No tendrás ningún dios extranjero,
    ni te postrarás ante ningún dios extraño.
10 Yo soy el Señor tu Dios,
    que te hice subir de la tierra de Egipto.
    Abre bien la boca, y te la llenaré.

11 »Pero mi pueblo no me escuchó;
    Israel no quiso hacerme caso.
12 Por eso los abandoné a la terquedad de su corazón,
    para que actuaran como mejor les pareciera.

13 »Si mi pueblo tan solo me escuchara,
    si Israel quisiera andar por mis caminos,
14 ¡cuán pronto sometería yo a sus enemigos,
    y volvería mi mano contra sus adversarios!
15 Los que aborrecen al Señor se rendirían ante él,
    pero serían eternamente castigados.
16 Y a ti te alimentaría con lo mejor del trigo;
    con miel de la roca te saciaría».

Dios preside el consejo celestial;
    entre los dioses dicta sentencia:

«¿Hasta cuándo juzgarán injustamente
    y favorecerán a los malvados? Selah
Defiendan la causa del débil y del huérfano;
    háganles justicia al pobre y al oprimido.
Salven al débil y al necesitado;
    líbrenlos de la mano de los malvados.

»Ellos no saben nada, no entienden nada.
    Deambulan en la oscuridad;
    se estremecen todos los cimientos de la tierra.

»Yo les he dicho: “Ustedes son dioses;
    todos ustedes son hijos del Altísimo”.
Pero morirán como cualquier mortal;
    caerán como cualquier otro gobernante».

Levántate, oh Dios, y juzga a la tierra,
    pues tuyas son todas las naciones.


Section 3 of 4

Isaiah 29

About 5.4 Minutes

¡Ay, Ariel, Ariel,
    ciudad donde acampó David!
Añadan a un año otro año más
    y que prosiga el ciclo de las fiestas.
Pero a Ariel la sitiaré;
    habrá llanto y lamento,
    y será para mí como un brasero del altar.
Acamparé contra ti, te rodearé;
    te cercaré con empalizadas
    y levantaré contra ti torres de asedio.
Humillada, desde el suelo elevarás tu voz;
    tu palabra apenas se levantará del polvo.
Saldrá tu voz de la tierra como si fuera la de un fantasma;
    tu palabra, desde el polvo, apenas será un susurro.

Pero la multitud de tus enemigos quedará hecha polvo fino,
    y la multitud de violentos será como la paja que se lleva el viento.
De repente, en un instante,
    vendrá contra ti el Señor de los Ejércitos;
vendrá con truenos, terremotos y gran estruendo;
    vendrá con una violenta tormenta y con devoradoras llamas de fuego.
La multitud de todas las naciones que batallan contra Ariel,
    todos los que luchan contra ella y contra su fortaleza,
aquellos que la asedian, serán como un sueño,
    como una visión nocturna.
Como el hambriento que sueña que está comiendo,
    pero despierta y aún tiene hambre;
como el sediento que sueña que está bebiendo,
    pero despierta y la sed reseca su garganta.
Así sucederá con la multitud de todas las naciones
    que luchan contra el monte Sión.

Pierdan el juicio, quédense pasmados,
    pierdan la vista, quédense ciegos;
embriáguense, pero no con vino;
    tambaléense, pero no por la cerveza.
10 El Señor ha derramado sobre ustedes un espíritu de profundo sueño;
    a los profetas les tapó los ojos,
    a los visionarios les cubrió la cabeza.

11 Para ustedes, toda esta visión no es otra cosa que palabras en un rollo de pergamino sellado. Si dan el rollo a alguien que sepa leer y dicen: «Lea esto, por favor», este responderá: «No puedo hacerlo; está sellado». 12 Si dan el rollo a alguien que no sepa leer y dicen: «Lea esto, por favor», este responderá: «No sé leer».

13 El Señor dice:

«Este pueblo se acerca a mí con la boca
    y me honra con los labios,
    pero su corazón está lejos de mí.
Su adoración es solo un mandamiento humano
    que le ha sido enseñado.
14 Por eso, una vez más asombraré a este pueblo
    con prodigios maravillosos;
perecerá la sabiduría de sus sabios,
    y se esfumará la inteligencia de sus inteligentes».
15 ¡Ay! de los que, para esconder sus planes,
    se ocultan del Señor en las profundidades.
Cometen sus fechorías en la oscuridad y piensan:
    «¿Quién nos ve? ¿Quién nos conoce?».
16 ¡Qué manera de pervertir las cosas!
    ¿Acaso el alfarero es igual al barro?
¿Puede un objeto decir del que lo modeló:
    «Él no me hizo»?
¿Puede una vasija decir de su alfarero:
    «Él no entiende nada»?

17 Muy pronto el Líbano se convertirá en campo fértil,
    y el campo fértil se convertirá en bosque.
18 En aquel día podrán los sordos oír la lectura del rollo,
    y los ojos de los ciegos podrán ver
    sin tinieblas ni oscuridad.
19 Los pobres volverán a alegrarse en el Señor;
    los más necesitados se regocijarán en el Santo de Israel.
20 Se desvanecerán los violentos,
    desaparecerán los insolentes,
    y serán exterminados todos los que se desvelan para hacer el mal:
21 los que con una palabra hacen culpable a una persona,
    los que en el tribunal ponen trampas al defensor
    y con engaños perjudican al inocente.

22 Por eso, el Señor, el redentor de Abraham, dice así a los descendientes de Jacob:

«Jacob ya no será avergonzado
    ni palidecerá su rostro.
23 Cuando él vea a sus hijos
    y la obra de mis manos en medio de él,
todos ellos santificarán mi nombre;
    santificarán al Santo de Jacob
    y temerán al Dios de Israel.
24 Los de espíritu extraviado recibirán entendimiento
    y los murmuradores aceptarán ser instruidos».


Section 4 of 4

3 John 1

About 1.4 Minutes

El anciano,

al querido hermano Gayo, a quien amo en la verdad.

Querido hermano, oro para que te vaya bien en todos tus asuntos y goces de buena salud, así como prosperas espiritualmente. Me alegré mucho cuando vinieron unos hermanos y dieron testimonio de tu fidelidad y de cómo estás viviendo en la verdad. Nada me produce más alegría que oír que mis hijos viven en la verdad.

Querido hermano, te comportas fielmente en todo lo que haces por los hermanos, aunque no los conozcas. Delante de la iglesia ellos han dado testimonio de tu amor. Harás bien en ayudarlos a seguir su viaje, como es digno de Dios. Ellos salieron por causa del Nombre, sin nunca recibir nada de los paganos; nosotros, por lo tanto, debemos brindarles hospitalidad y así colaborar con ellos en la verdad.

Escribí algunas líneas a la iglesia, pero Diótrefes, a quien le encanta ser el primero entre ellos, no nos acepta. 10 Por eso, si voy, no dejaré de reprocharle su comportamiento, pues con palabras malintencionadas, habla contra nosotros solo por hablar. Como si fuera poco, ni siquiera recibe a los hermanos y a quienes quieren hacerlo, no los deja y los expulsa de la iglesia.

11 Querido hermano, no imites lo malo, sino lo bueno. El que hace lo bueno es de Dios; el que hace lo malo no ha visto a Dios. 12 En cuanto a Demetrio, todos dan buen testimonio de él, incluso la verdad misma. También nosotros lo recomendamos y bien sabes que nuestro testimonio es verdadero.

13 Tengo muchas cosas que decirte, pero prefiero no hacerlo por escrito. 14 Espero verte muy pronto, entonces hablaremos personalmente.

15 La paz sea contigo.

Tus amigos aquí te mandan saludos. Saluda a los amigos allá, a cada uno en particular.

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