domingo

noviembre 10, 2024


Section 1 of 4

2 Kings 24

About 2.5 Minutes

Durante el reinado de Joacim, lo atacó Nabucodonosor, rey de Babilonia, y lo sometió durante tres años, al cabo de los cuales Joacim decidió rebelarse. Entonces el Señor envió contra Joacim bandas armadas de babilonios, arameos, moabitas y amonitas. Las envió contra Judá para destruir el país, según la palabra que el Señor había dado a conocer por medio de sus siervos los profetas. De hecho, esto sucedió a Judá por orden del Señor, para apartar al pueblo de su presencia por los pecados de Manasés y por todo lo que hizo, incluso por haber derramado sangre inocente, con la cual inundó a Jerusalén. Por lo tanto, el Señor no quiso perdonar.

Los demás acontecimientos del reinado de Joacim y todo lo que hizo están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá. Joacim murió y su hijo Joaquín lo sucedió en el trono.

El rey de Egipto no volvió a hacer campañas militares fuera de su país, pues el rey de Babilonia se había adueñado de todas sus posesiones, desde el río de Egipto hasta el río Éufrates.

Joaquín tenía dieciocho años cuando comenzó a reinar; reinó en Jerusalén tres meses. Su madre era Nejustá hija de Elnatán, oriunda de Jerusalén. Joaquín hizo lo malo ante los ojos del Señor, tal como lo había hecho su padre.

10 En aquel tiempo, las tropas de Nabucodonosor, rey de Babilonia, marcharon contra Jerusalén y la sitiaron. 11 Cuando ya la tenían cercada, Nabucodonosor llegó a la ciudad. 12 Joaquín, rey de Judá, se rindió, junto con su madre, sus servidores, oficiales y nobles.

Así, en el año octavo de su reinado, el rey de Babilonia capturó a Joaquín. 13 Tal como el Señor lo había anunciado, Nabucodonosor se llevó los tesoros del Templo del Señor y del palacio real, partiendo en pedazos todos los utensilios de oro que Salomón, rey de Israel, había hecho para el Templo del Señor. 14 Además, deportó a todo Jerusalén: a todos los oficiales y a todos los mejores soldados, a todos los artesanos y herreros; un total de diez mil personas. No quedó en el país más que la gente pobre.

15 Nabucodonosor deportó a Joaquín a Babilonia; también se llevó de Jerusalén a la reina madre, a las mujeres del rey, a sus oficiales y a la flor y nata del país. 16 Deportó además a todos los guerreros, que eran siete mil, y a mil artesanos y herreros, todos aptos para la guerra. El rey de Babilonia se los llevó cautivos a Babilonia. 17 Luego puso como rey a Matanías, tío de Joaquín, y cambió su nombre a Sedequías.

18 Sedequías tenía veintiún años cuando comenzó a reinar; reinó en Jerusalén once años. Su madre se llamaba Jamutal, hija de Jeremías, oriunda de Libná. 19 Al igual que Joacim, Sedequías hizo lo malo ante los ojos del Señor, 20 a tal grado que el Señor, en su ira, los echó de su presencia. Todo esto sucedió en Jerusalén y en Judá.

Sedequías se rebeló contra el rey de Babilonia.


Section 2 of 4

Hebrews 6

About 2 Minutes

Por eso, dejando a un lado las enseñanzas elementales acerca de Cristo, avancemos hacia la madurez. No volvamos a poner los fundamentos, tales como el arrepentimiento de las obras que conducen a la muerte, la fe en Dios, la enseñanza sobre bautismos, la imposición de manos, la resurrección de los muertos y el juicio eterno. Así procederemos, si Dios lo permite.

Porque es imposible que aquellos que han sido una vez iluminados, que han saboreado el don celestial, que han tenido parte en el Espíritu Santo, que han experimentado la buena palabra de Dios y los poderes del mundo venidero, pero después de todo esto se han apartado, renueven su arrepentimiento. Pues así, para su propio mal, vuelven a crucificar al Hijo de Dios y lo exponen a la vergüenza pública.

Cuando la tierra bebe la lluvia que con frecuencia cae sobre ella y produce una buena cosecha para los que la cultivan, recibe bendición de Dios. En cambio, cuando produce espinos y cardos, no vale nada; está a punto de ser maldecida y acabará por ser quemada.

En cuanto a ustedes, queridos hermanos, aunque nos expresamos así, estamos seguros de que les espera lo mejor, es decir, lo que atañe a la salvación. 10 Porque Dios no es injusto como para olvidarse de las obras y del amor que en su nombre ustedes han demostrado sirviendo a los creyentes, como lo siguen haciendo. 11 Deseamos, sin embargo, que cada uno de ustedes siga mostrando ese mismo empeño hasta la realización final y completa de su esperanza. 12 No sean apáticos; más bien, imiten a quienes por su fe y paciencia heredan las promesas.

13 Cuando Dios hizo su promesa a Abraham, como no tenía a nadie superior por quien jurar, juró por sí mismo 14 y dijo: «Te bendeciré en gran manera y multiplicaré tu descendencia». 15 Y así, después de esperar con paciencia, Abraham recibió lo que se le había prometido.

16 La gente jura por alguien superior a sí misma, y el juramento, al confirmar lo que se ha dicho, pone punto final a toda discusión. 17 Por eso Dios, queriendo demostrar claramente a los herederos de la promesa que su propósito nunca cambia, confirmó con un juramento esa promesa. 18 Lo hizo así para que, mediante la promesa y el juramento, que son dos realidades que nunca cambian y en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un estímulo poderoso los que, buscando refugio, nos aferramos a la esperanza que está delante de nosotros. 19 Tenemos como firme y segura ancla del alma una esperanza que penetra hasta detrás de la cortina del santuario, 20 hasta donde Jesús entró por nosotros para abrirnos camino, llegando a ser sumo sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec.


Section 3 of 4

Joel 3

About 4.3 Minutes

»En aquellos días, en el tiempo señalado,
    cuando restaure yo la fortuna de Judá y de Jerusalén,
reuniré a todas las naciones
    y las haré bajar al valle de Josafat.
Allí entraré en juicio contra los pueblos
    por lo que hicieron a Israel, pueblo de mi propiedad,
pues lo dispersaron entre las naciones
    y se repartieron mi tierra.
Se repartieron a mi pueblo echando suertes,
    cambiaron a niños por prostitutas
y, para emborracharse,
    vendieron niñas por vino.

»Ahora bien, ¿qué tienen en contra mía Tiro y Sidón y todas las regiones de Filistea? ¿Quieren acaso vengarse de mí? Si es así, yo haré que muy pronto recaiga sobre ustedes su propia venganza, pues se robaron mi plata y mi oro, y se llevaron a sus templos mis valiosos tesoros. A los griegos les vendieron a los habitantes de Jerusalén y de Judá, para alejarlos de su tierra.

»Sepan, pues, que voy a sacarlos de los lugares donde fueron vendidos y devolveré sobre sus propias cabezas lo que han hecho. Venderé a sus hijos e hijas al pueblo de Judá; y ellos a su vez los venderán a los sabeos, una nación lejana». El Señor lo ha dicho.

Proclamen esto entre las naciones:
    ¡Prepárense para la batalla!
¡Movilicen a los soldados!
    ¡Alístense para el combate todos los hombres de guerra!
10 Forjen espadas con los azadones
    y hagan lanzas con las hoces.
Diga el débil:
    «¡Soy fuerte!».
11 Dense prisa, naciones vecinas,
    reúnanse en ese lugar.

¡Haz bajar, Señor, a tus guerreros!

12 «Que se movilicen las naciones
    y acudan al valle de Josafat,
pues allí me sentaré
    para juzgar a todos los pueblos vecinos.
13 Echen mano a la hoz,
    que la mies está madura.
Vengan a pisar las uvas,
    que está lleno el lagar.
Sus lagares se desbordan:
    ¡tan grande es su maldad!».

14 ¡Multitud tras multitud
    en el valle de la decisión!
¡Cercano está el día del Señor
    en el valle de la decisión!
15 Se oscurecerán el sol y la luna;
    dejarán de brillar las estrellas.
16 Rugirá el Señor desde Sión,
    hará tronar su voz desde Jerusalén
    y el cielo y la tierra temblarán.
Pero el Señor será un refugio para su pueblo,
    una fortaleza para los israelitas.

17 «Entonces ustedes sabrán que yo, el Señor su Dios,
    habito en Sión, mi monte santo.
Santa será Jerusalén,
    y nunca más la invadirán los extranjeros.

18 »En aquel día las montañas destilarán vino nuevo
    y de las colinas fluirá leche;
    correrá el agua por los canales de los ríos de Judá.
De la casa del Señor brotará una fuente
    que irrigará el valle de las acacias.
19 Pero Egipto quedará desolado
    y Edom, convertido en desierto,
por la violencia cometida contra el pueblo de Judá,
    en cuya tierra derramaron sangre inocente.
20 Judá y Jerusalén serán habitadas para siempre,
    por todas las generaciones.
21 ¿Perdonaré la sangre que derramaron?
    ¡Claro que no la perdonaré!».

¡El Señor habita en Sión!


Section 4 of 4

Psalms 143

About 2.3 Minutes

Escucha, Señor, mi oración;
    atiende a mi súplica.
Por tu fidelidad y tu justicia,
    respóndeme.
No lleves a juicio a tu siervo,
    pues ante ti nadie puede alegar inocencia.
El enemigo atenta contra mi vida:
    me aplasta contra el suelo.
Me obliga a vivir en las tinieblas,
    como los que murieron hace tiempo.
Ya no me queda aliento;
    dentro de mí siento paralizado el corazón.
Traigo a la memoria los tiempos de antaño:
    medito en todas tus proezas,
    considero las obras de tus manos.
Hacia ti extiendo las manos;
    me haces falta, como el agua a la tierra seca. Selah

Respóndeme pronto, Señor,
    que el aliento se me escapa.
No escondas de mí tu rostro
    o seré como los que bajan a la fosa.
Por la mañana hazme saber de tu gran amor,
    porque en ti he puesto mi confianza.
Señálame el camino que debo seguir,
    porque a ti elevo mi alma.
Señor, líbrame de mis enemigos,
    porque en ti busco refugio.
10 Enséñame a hacer tu voluntad,
    porque tú eres mi Dios.
Que tu buen Espíritu me guíe
    por un terreno firme.

11 Por tu nombre, Señor, dame vida;
    por tu justicia, sácame de este aprieto.
12 Por tu gran amor, destruye a mis enemigos;
    acaba con todos mis adversarios.
    ¡Yo soy tu siervo!

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