Saturday

April 13, 2024

Section 1 of 4

Leviticus 18

About 3 Minutes

El Señor ordenó a Moisés que dijera a los israelitas: «Yo soy el Señor su Dios. No imitarán ustedes las costumbres de Egipto, donde antes habitaban, ni tampoco las de Canaán, adonde los llevo. No se conducirán según sus prácticas, sino que pondrán en práctica mis leyes y cumplirán cuidadosamente mis estatutos. Yo soy el Señor su Dios. Obedezcan mis estatutos y mis leyes, pues todo el que los obedezca vivirá por ellos. Yo soy el Señor.

»Nadie se acercará a ningún pariente cercano para tener relaciones sexuales con él o con ella. Yo soy el Señor.

»No deshonrarás a tu padre, teniendo relaciones sexuales con tu madre. No lo hagas, porque es tu madre.

»No tendrás relaciones sexuales con la esposa de tu padre, porque sería deshonrar a tu padre.

»No tendrás relaciones sexuales con tu hermana por parte de padre o de madre, ya sea nacida en la misma casa o en otro lugar.

10 »No tendrás relaciones sexuales con la hija de tu hijo ni con la hija de tu hija, porque sería deshonrarte a ti mismo.

11 »No tendrás relaciones sexuales con la hija que tu padre haya tenido con su mujer. No la deshonres, porque es tu hermana.

12 »No tendrás relaciones sexuales con la hermana de tu padre, porque es pariente de tu padre.

13 »No tendrás relaciones sexuales con la hermana de tu madre, porque es pariente de tu madre.

14 »No deshonrarás al hermano de tu padre, teniendo relaciones sexuales con su mujer, porque es tu tía.

15 »No tendrás relaciones sexuales con tu nuera. No las tendrás, porque es la esposa de tu hijo.

16 »No tendrás relaciones sexuales con la mujer de tu hermano, porque deshonrarías a tu hermano.

17 »No tendrás relaciones sexuales con dos mujeres que sean madre e hija, ni con las nietas de ellas, ya sea por parte de un hijo o de una hija de esas mujeres. Son parientes cercanas, de modo que eso sería una perversión.

18 »No te casarás con la hermana de tu esposa, ni tendrás relaciones sexuales con ella mientras tu esposa viva, para no crear rivalidades entre ellas.

19 »No tendrás relaciones sexuales con ninguna mujer durante su período de impureza menstrual.

20 »No tendrás trato sexual con la mujer de tu prójimo, para que no te hagas impuro por causa de ella.

21 »No profanarás el nombre de tu Dios, entregando a tus hijos para que sean quemados como sacrificio a Moloc. Yo soy el Señor.

22 »No te acostarás con un hombre como quien se acuesta con una mujer. Eso es una abominación.

23 »No tendrás trato sexual con ningún animal. No te hagas impuro por causa de él. Ninguna mujer tendrá trato sexual con ningún animal. Eso es una depravación.

24 »No se contaminen con estas prácticas, porque así se contaminaron las naciones que por amor a ustedes estoy por arrojar, 25 y aun la tierra misma se contaminó. Por eso la castigué por su perversidad y ella vomitó a sus habitantes. 26 Ustedes obedezcan mis estatutos y leyes. Ni los nativos ni los extranjeros que vivan entre ustedes deben practicar ninguna de estas abominaciones, 27 pues las practicaron los que vivían en esta tierra antes que ustedes, y la tierra se contaminó. 28 Si ustedes contaminan la tierra, ella los vomitará como vomitó a las naciones que la habitaron antes que ustedes.

29 »Cualquiera que practique alguna de estas abominaciones será eliminado de su pueblo. 30 Ustedes cumplan mis órdenes y absténganse de seguir las abominables costumbres que se practicaban en la tierra antes de que ustedes llegaran. No se contaminen por causa de ellas. Yo soy el Señor su Dios».

Section 2 of 4

Psalms 22

About 5.3 Minutes

Dios mío, Dios mío,
    ¿por qué me has abandonado?
¿Por qué estás lejos para salvarme,
    tan lejos de mis gritos de angustia?
Dios mío, clamo de día y no me respondes;
    clamo de noche y no hallo reposo.

Pero tú eres santo y te sientas en tu trono;
    habitas en la alabanza de Israel.
En ti confiaron nuestros antepasados;
    confiaron, y tú los libraste;
a ti clamaron y tú los salvaste;
    se apoyaron en ti y no los defraudaste.

Pero yo, gusano soy y no hombre;
    la gente se burla de mí,
    el pueblo me desprecia.
Cuantos me ven se ríen de mí;
    lanzan insultos, meneando la cabeza:
«Este confía en el Señor,
    ¡pues que el Señor lo ponga a salvo!
Ya que en él se deleita,
    ¡que sea él quien lo libre!».

Pero tú me sacaste del vientre materno;
    me hiciste reposar confiado en el regazo de mi madre.
10 Fui puesto a tu cuidado desde antes de nacer;
    desde el vientre de mi madre mi Dios eres tú.

11 No te alejes de mí,
    porque la angustia está cerca
    y no hay nadie que me ayude.

12 Muchos toros me rodean;
    fuertes toros de Basán me cercan.
13 Contra mí abren sus fauces
    leones que rugen y desgarran a su presa.
14 Como agua he sido derramado;
    dislocados están todos mis huesos.
Mi corazón se ha vuelto como cera
    y se derrite en mis entrañas.
15 Se ha secado mi vigor como la arcilla;
    la lengua se me pega al paladar.
    Me has hundido en el polvo de la muerte.

16 Como perros me han rodeado;
    me ha cercado una banda de malvados;
    me han traspasado las manos y los pies.
17 Puedo contar todos mis huesos;
    con satisfacción perversa la gente se detiene a mirarme.
18 Se repartieron entre ellos mi manto
    y sobre mi ropa echaron suertes.

19 Pero tú, Señor, no te alejes;
    fuerza mía, ven pronto en mi auxilio.
20 Libra mi vida de la espada,
    mi preciosa vida del poder de esos perros.
21 Rescátame de la boca de los leones;
    sálvame de los cuernos de los toros salvajes.

22 Proclamaré tu nombre a mis hermanos;
    en medio de la congregación te alabaré.
23 ¡Alaben al Señor los que le temen!
    ¡Hónrenlo, descendientes de Jacob!
    ¡Venérenlo, descendientes de Israel!
24 Porque él no desprecia ni tiene en poco
    el sufrimiento del pobre;
no esconde de él su rostro,
    sino que lo escucha cuando a él clama.

25 Tú inspiras mi alabanza en la gran asamblea;
    ante los que te temen cumpliré mis promesas.
26 Comerán los pobres y se saciarán;
    alabarán al Señor quienes lo buscan;
    ¡que su corazón viva para siempre!

27 Se acordarán del Señor y se volverán a él
    todos los confines de la tierra;
ante él se postrarán
    todas las familias de las naciones,
28 porque del Señor es el reino;
    él gobierna sobre las naciones.

29 Festejarán y adorarán todos los ricos de la tierra;
    ante él se postrarán todos los que bajan al polvo,
    los que no pueden conservar su vida.
30 La posteridad le servirá;
    del Señor se hablará a las generaciones futuras.
31 A un pueblo que aún no ha nacido
    se le dirá que Dios hizo justicia.

Section 3 of 4

Ecclesiastes 1

About 2.9 Minutes

Estas son las palabras del Maestro, hijo de David, rey en Jerusalén.

Vanidad de vanidades
    —dice el Maestro—,
vanidad de vanidades,
    ¡todo es vanidad!

¿Qué provecho saca la gente
    de tanto afanarse bajo el sol?
Generación va, generación viene,
    mas la tierra permanece para siempre.
Sale el sol, se pone el sol;
    afanoso vuelve a su punto de origen para de allí volver a salir.
Dirigiéndose al sur
    o girando hacia el norte,
sin cesar gira el viento
    y de nuevo vuelve a girar.
Todos los ríos van a dar al mar,
    pero el mar jamás se llena.
A su punto de origen vuelven los ríos,
    para de allí volver a fluir.
Todas las cosas cansan
    más de lo que es posible expresar.
Ni se sacian los ojos de ver
    ni se hartan los oídos de oír.
Lo que ya ha acontecido
    volverá a acontecer;
lo que ya se ha hecho
    se volverá a hacer.
    ¡No hay nada nuevo bajo el sol!
10 Hay quien llega a decir:
    «¡Mira que esto sí es una novedad!».
Pero eso ya existía desde siempre,
    entre aquellos que nos precedieron.
11 Nadie se acuerda de las generaciones anteriores,
    como nadie se acordará de las últimas.
¡No habrá memoria de ellos
    entre los que habrán de sucedernos!

12 Yo, el Maestro, reiné en Jerusalén sobre Israel. 13 Y me dediqué de lleno a explorar e investigar con sabiduría todo cuanto se hace bajo el cielo. ¡Penosa tarea ha impuesto Dios al género humano para abrumarlo con ella! 14 Y he observado todo cuanto se hace bajo el sol y todo ello es vanidad, ¡es correr tras el viento!

15 No se puede enderezar lo torcido
    ni se puede contar lo que falta.

16 Me puse a reflexionar: «Aquí me tienen, engrandecido y con más sabiduría que todos mis antecesores en Jerusalén; habiendo experimentado abundante sabiduría y conocimiento. 17 Me he dedicado de lleno a la comprensión de la sabiduría, y hasta conozco la necedad y la insensatez. ¡Pero aun esto es querer alcanzar el viento! 18 Francamente,

»mientras más sabiduría, más problemas;
    mientras más se sabe, más se sufre».

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1 Timothy 3

About 1.7 Minutes

Se dice, y es verdad, que si alguno desea ser obispo, a noble función aspira. Así que el obispo debe ser intachable, esposo de una sola mujer, moderado, sensato, respetable, hospitalario y capaz de enseñar. No debe ser borracho ni violento, sino respetuoso, apacible y no amante del dinero. Debe gobernar bien su casa y hacer que sus hijos le obedezcan con el debido respeto; porque el que no sabe gobernar su propia familia, ¿cómo podrá cuidar de la iglesia de Dios? No debe ser un recién convertido, no sea que se vuelva presuntuoso y caiga en la misma condenación en que cayó el diablo. Se requiere además que hablen bien de él los que no pertenecen a la iglesia, para que no caiga en descrédito y en la trampa del diablo.

Los diáconos, igualmente, deben ser honorables, sinceros, no amigos del mucho vino ni codiciosos de las ganancias mal habidas. Deben guardar, con una conciencia limpia, el misterio de la fe. 10 Que primero sean puestos a prueba y después, si no hay nada de qué reprenderlos, que sirvan como diáconos.

11 Así mismo, las esposas de los diáconos deben ser honorables, no calumniadoras, sino moderadas y dignas de toda confianza.

12 El diácono debe ser esposo de una sola mujer y gobernar bien a sus hijos y su propia casa. 13 Los que ejercen bien el diaconado se ganan un lugar de honor y adquieren mayor confianza para hablar de su fe en Cristo Jesús.

14 Aunque espero ir pronto a verte, escribo estas instrucciones para que, 15 si me retraso, sepas cómo hay que portarse en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y fundamento de la verdad. 16 No hay duda de que es grande el misterio de nuestra fe:

Él se manifestó como hombre;
    fue justificado por el Espíritu,
visto por los ángeles,
    proclamado entre las naciones,
creído en el mundo,
    recibido en la gloria.


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