Wednesday

March 6, 2024


Section 1 of 4

Exodus 18

About 3.1 Minutes

Todo lo que Dios había hecho por Moisés y por su pueblo Israel, y la manera como el Señor había sacado a Israel de Egipto, llegó a oídos de Jetro, sacerdote de Madián y suegro de Moisés.

Cuando Moisés despidió a Séfora, su esposa, Jetro la recibió a ella y a sus dos hijos. Uno de ellos se llamaba Guersón, porque dijo Moisés: «Soy un extranjero en tierra extraña»; el otro se llamaba Eliezer, porque dijo: «El Dios de mi padre me ayudó y me salvó de la espada del faraón».

Jetro fue al desierto para ver a Moisés, que estaba acampando junto a la montaña de Dios. Lo acompañaban la esposa y los hijos de Moisés. Jetro le había avisado: «Yo, tu suegro Jetro, voy a verte. Me acompañan tu esposa y sus dos hijos».

Moisés salió al encuentro de su suegro, se postró ante él y lo besó. Luego de intercambiar saludos y desearse lo mejor, entraron en la tienda de campaña. Allí Moisés contó a su suegro todo lo que el Señor había hecho al faraón y a los egipcios en favor de Israel, todas las dificultades con que se habían encontrado en el camino, y cómo el Señor los había salvado.

Jetro se alegró de saber que el Señor había tratado bien a Israel y lo había rescatado del poder de los egipcios 10 y exclamó: «¡Alabado sea el Señor, que los salvó a ustedes del poder de los egipcios! ¡Alabado sea el que salvó a los israelitas del poder opresor del faraón! 11 Ahora sé que el Señor es más grande que todos los dioses, por lo que hizo a quienes trataron a Israel con arrogancia». 12 Dicho esto, Jetro presentó a Dios un holocausto y otros sacrificios, y Aarón y todos los jefes de Israel se sentaron a comer con el suegro de Moisés en presencia de Dios.

13 Al día siguiente, Moisés ocupó su lugar como juez del pueblo, y los israelitas estuvieron de pie ante Moisés desde la mañana hasta la noche. 14 Cuando su suegro vio cómo procedía Moisés con el pueblo, dijo:

—¡Pero qué es lo que haces con esta gente! ¿Cómo es que solo tú te sientas, mientras todo este pueblo se queda de pie ante ti desde la mañana hasta la noche?

15 —Es que el pueblo viene a verme para consultar a Dios —contestó Moisés—. 16 Cuando tienen algún problema, me lo traen a mí para que yo dicte sentencia entre las dos partes. Además, les doy a conocer las enseñanzas y las leyes de Dios.

17 —No está bien lo que estás haciendo —le respondió su suegro—, 18 pues te cansas tú y se cansa la gente que te acompaña. La tarea es demasiado pesada para ti; no la puedes desempeñar tú solo. 19 Oye bien el consejo que voy a darte y que Dios esté contigo. Tú debes representar al pueblo ante Dios y presentarle los problemas que ellos tienen. 20 A ellos los debes instruir en las leyes y en las enseñanzas de Dios, y darles a conocer la conducta que deben llevar y las obligaciones que deben cumplir. 21 Elige tú mismo entre el pueblo hombres capaces y temerosos de Dios, que amen la verdad y aborrezcan las ganancias mal habidas, y nómbralos como oficiales sobre mil, cien, cincuenta y diez personas. 22 Serán ellos los que sirvan como jueces de tiempo completo, atendiendo los casos sencillos, y los casos difíciles te los traerán a ti. Eso te aligerará la carga, porque te ayudarán a llevarla. 23 Si pones esto en práctica y Dios así te lo ordena, podrás aguantar; el pueblo, por su parte, se irá a casa satisfecho.

24 Moisés atendió a la voz de su suegro y siguió sus sugerencias. 25 Escogió entre todos los israelitas hombres capaces y los puso al frente de los israelitas como oficiales sobre mil, cien, cincuenta y diez personas. 26 Estos oficiales servían como jueces de tiempo completo, atendiendo los casos sencillos, pero remitiendo a Moisés los casos difíciles.

27 Más tarde Moisés despidió a su suegro, quien volvió entonces a su país.


Section 2 of 4

Luke 21

About 3.7 Minutes

Jesús se detuvo a observar y vio a los ricos que echaban sus ofrendas en las alcancías del Templo. También vio a una viuda pobre que echaba dos moneditas de muy poco valor.

—Les aseguro —dijo— que esta viuda pobre ha echado más que todos los demás. Porque todos ellos dieron sus ofrendas de lo que les sobraba; pero ella, de su pobreza, echó todo lo que tenía para su sustento.

Algunos de sus discípulos comentaban acerca del Templo, de cómo estaba adornado con hermosas piedras y con ofrendas dedicadas a Dios. Pero Jesús dijo:

—En cuanto a todo esto que ven ustedes, llegará el día en que no quedará piedra sobre piedra, pues todo será derribado.

—Maestro —preguntaron—, ¿cuándo sucederá eso y cuál será la señal de que está a punto de suceder?

—Tengan cuidado; no se dejen engañar —les advirtió Jesús—. Vendrán muchos que, usando mi nombre, dirán: “Yo soy”, y: “El tiempo está cerca”. No los sigan ustedes. Cuando sepan de guerras y de revoluciones, no se asusten. Es necesario que eso suceda primero, pero el fin no vendrá enseguida.

10 »Se levantará nación contra nación y reino contra reino —continuó—. 11 Habrá grandes terremotos, hambre y epidemias en diferentes lugares, cosas espantosas y grandes señales del cielo.

12 »Pero antes de todo esto, echarán mano de ustedes y los perseguirán. Los entregarán a las sinagogas y a las cárceles y, por causa de mi nombre, los llevarán ante reyes y gobernadores. 13 Así tendrán ustedes la oportunidad de dar testimonio ante ellos. 14 Pero tengan en cuenta que no hay por qué preparar una defensa de antemano, 15 pues yo mismo les daré tal elocuencia y sabiduría para responder que ningún adversario podrá resistirles ni contradecirles. 16 Ustedes serán traicionados aun por sus padres, hermanos, parientes y amigos, incluso a algunos de ustedes se les dará muerte. 17 Todo el mundo los odiará por causa de mi nombre. 18 Pero no se perderá ni un solo cabello de su cabeza. 19 Si se mantienen firmes, se salvarán.

20 »Ahora bien, cuando vean a Jerusalén rodeada de ejércitos, sepan que su destrucción ya está cerca. 21 Entonces los que estén en Judea huyan a las montañas, los que estén en la ciudad salgan de ella, y los que estén en el campo no entren en la ciudad. 22 Ese será el tiempo del juicio cuando se cumplirá todo lo que está escrito. 23 ¡Ay de las que estén embarazadas o amamantando en aquellos días! Porque habrá gran aflicción en la tierra y castigo contra este pueblo. 24 Caerán a filo de espada y los llevarán cautivos a todas las naciones. Los que no son judíos pisotearán a Jerusalén, hasta que se cumplan los tiempos señalados para ellos.

25 »Habrá señales en el sol, la luna y las estrellas. En la tierra, las naciones estarán angustiadas y perplejas por el bramido y la agitación del mar. 26 Se desmayarán de terror los hombres, temerosos por lo que va a sucederle al mundo, porque los cuerpos celestes serán sacudidos. 27 Verán entonces al Hijo del hombre venir en una nube con poder y gran gloria. 28 Cuando comiencen a suceder estas cosas, cobren ánimo y levanten la cabeza, porque se acerca su redención.

29 Jesús también propuso esta comparación:

—Fíjense en la higuera y en los demás árboles. 30 Cuando brotan las hojas, ustedes pueden verlo con sus propios ojos y saber que el verano está cerca. 31 Igualmente, cuando vean que suceden estas cosas, sepan que el reino de Dios está cerca. 32 Les aseguro que no pasará esta generación hasta que todas estas cosas sucedan. 33 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras jamás pasarán.

34 »Tengan cuidado, no sea que se les endurezca el corazón por el vicio, la embriaguez y las preocupaciones de esta vida. De otra manera, aquel día caerá de improviso sobre ustedes, 35 pues vendrá como una trampa sobre todos los habitantes de la tierra. 36 Manténganse despiertos y oren para que puedan escapar de todo lo que está por suceder, y presentarse delante del Hijo del hombre.

37 De día Jesús enseñaba en el Templo, pero salía a pasar la noche en el monte llamado de los Olivos 38 y toda la gente madrugaba para ir al Templo a oírlo.


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Job 36

About 4.5 Minutes

Eliú continuó diciendo:

«Ten un poco más de paciencia conmigo y te mostraré
    que aún quiero decir más en favor de Dios.
Mi conocimiento proviene de muy lejos;
    voy a demostrar que mi Hacedor está en lo justo.
Te aseguro que no hay falsedad en mis palabras;
    ¡tienes ante ti a la sabiduría en persona!

»Dios es poderoso, pero no rechaza a nadie;
    Dios es poderoso y firme en su propósito.
Al malvado no lo mantiene con vida;
    al afligido le hace justicia.
Cuida siempre de los justos;
    los hace reinar en compañía de reyes
    y los exalta para siempre.
Pero si son encadenados,
    si la aflicción los domina,
Dios denuncia sus acciones
    y la arrogancia de su pecado.
10 Les hace prestar oído a la corrección
    y pide que se aparten del mal.
11 Si ellos obedecen y le sirven,
    pasan el resto de su vida en prosperidad;
    pasan felices los años que les quedan.
12 Pero si no hacen caso,
    sin darse cuenta, cruzarán el umbral de la muerte.

13 »Los de corazón impío abrigan resentimiento;
    no piden ayuda aun cuando Dios los ata.
14 Mueren en la flor de la vida,
    entre los que se prostituyen en los santuarios.
15 A los que sufren, Dios los libra mediante el sufrimiento;
    se vale de la aflicción para instruirlos.

16 »Dios te atrae para sacarte de las fauces de la angustia,
    te lleva a un lugar amplio y espacioso,
    y llena tu mesa con la mejor comida.
17 Pero tú te has ganado el juicio que merecen los impíos;
    el juicio y la justicia te tienen atrapado.
18 Cuídate de no dejarte seducir por las riquezas;
    no te dejes desviar por el soborno.
19 Tus grandes riquezas no podrán sostenerte,
    ni tampoco todos tus esfuerzos.
20 No ansíes que caiga la noche
    cuando la gente es arrancada de su sitio.
21 Cuídate de no inclinarte a la maldad,
    pues, por haberla preferido, ahora sufres.

22 »Dios es exaltado por su poder.
    ¿Qué maestro hay que se le compare?
23 ¿Quién puede pedirle cuentas de sus actos?
    ¿Quién puede decirle que ha actuado mal?
24 No te olvides de exaltar sus obras,
    que con cánticos han sido alabadas.
25 Todo el género humano puede contemplarlas,
    aunque solo desde lejos.
26 ¡Tan grande es Dios que no lo conocemos!
    ¡Incontable es el número de sus años!

27 »Él atrae las gotas de agua
    que fluyen como lluvia hacia los manantiales;
28 las nubes derraman su lluvia,
    que cae a raudales sobre el género humano.
29 ¿Quién entiende la extensión de las nubes
    y el estruendo que sale de su morada?
30 Vean a Dios esparcir su luz en torno suyo
    y bañar con ella las profundidades del océano.
31 Gobierna a las naciones de esa manera
    y les da comida en abundancia.
32 Toma entre sus manos el relámpago
    y le ordena dar en el blanco.
33 Su trueno anuncia la inminente tormenta
    y hasta el ganado presagia su llegada.


Section 4 of 4

2 Corinthians 6

About 2.2 Minutes

Nosotros, colaboradores de Dios, les rogamos que no reciban su gracia en vano. Porque él dice:

«En el momento propicio te escuché
    y en el día de salvación te ayudé».

Les digo que este es el momento propicio de Dios; hoy es el día de salvación.

Por nuestra parte, a nadie damos motivo alguno de tropiezo, para que no se desacredite nuestro servicio. Más bien, en todo y con mucha paciencia nos acreditamos como servidores de Dios: en sufrimientos, privaciones y angustias; en azotes, cárceles y tumultos; en trabajos pesados, desvelos y hambre. Servimos con pureza, conocimiento, paciencia y bondad; en el Espíritu Santo y en amor sincero; con palabras de verdad y con el poder de Dios; con armas de justicia, tanto ofensivas como defensivas; por honra y por deshonra, por mala y por buena fama; veraces, pero tenidos por engañadores; conocidos, pero tenidos por desconocidos; como moribundos, pero aún con vida; golpeados, pero no muertos; 10 aparentemente tristes, pero siempre alegres; pobres en apariencia, pero enriqueciendo a muchos; como si no tuviéramos nada, pero poseyéndolo todo.

11 Hermanos corintios, les hemos hablado con toda franqueza; les hemos abierto de par en par nuestro corazón. 12 Nunca les hemos negado nuestro afecto, pero ustedes sí nos niegan el suyo. 13 Para corresponder del mismo modo —les hablo como si fueran mis hijos—, ¡abran también su corazón de par en par!

14 No formen alianza con los incrédulos. ¿Qué tienen en común la justicia y la maldad? ¿O qué comunión puede tener la luz con la oscuridad? 15 ¿Qué armonía tiene Cristo con Belial? ¿Qué tiene en común un creyente con un incrédulo? 16 ¿En qué concuerdan el templo de Dios y los ídolos? Porque nosotros somos templo del Dios viviente. Como él ha dicho:

«Viviré con ellos
    y caminaré entre ellos.
Yo seré su Dios
    y ellos serán mi pueblo».

17 Por tanto, el Señor añade:

«¡Salgan de en medio de ellos
    y apártense!
No toquen nada impuro
    y yo los recibiré».

18 Y:

«Yo seré un Padre para ustedes
    y ustedes serán mis hijos y mis hijas,
    dice el Señor Todopoderoso».

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